El ruso Konstantin Rudnev lleva ya seis meses detenido en una prisión argentina bajo acusaciones fabricadas y suposiciones ilusorias. Investigamos cómo de la fantasía de una enfermera nació un caso penal por tráfico de personas.
Este caso parece más el guion de una telenovela brasileña que el trabajo de un sistema de justicia de un país que se enorgullece de su democracia e independencia judicial. Sin embargo, todo lo que leerán a continuación no es ficción. Es la historia de cómo, sin una sola prueba y con total ignorancia de la ley, se arrestó a una persona, quien sigue tras las rejas. Su nombre es Konstantin Rudnev y él es inocente.
¿Dónde comienza la mentira?
Todo empezó cuando una joven rusa, estando en Argentina, fue a una clínica estatal para dar a luz. Tiene 22 años. Tiene pasaporte. Es madre soltera, que huyó de la violencia doméstica en Rusia. No habla español y no sabe inglés. Todo lo que quería era dar a luz con seguridad y darle a su hijo la oportunidad de un nuevo futuro.
Pero una de las enfermeras de la clínica pensó de manera diferente. Según sus «sensaciones intuitivas», decidió que la joven era menor de edad. A pesar de los documentos. Además, por alguna razón, estaba convencida de que era una madre subrogada involucrada en el tráfico de personas. ¿Sobre qué base? Ninguna. Solo suposiciones e imaginación.
Violación tras violación
Primero, llega a la policía una denuncia anónima de esa misma enfermera. Se convierte en el primer eslabón de la cadena de ilegalidad. Según las leyes argentinas, a las instituciones públicas se les prohíbe presentar denuncias anónimas. Esto es una violación directa de la legislación. Pero la investigación ni siquiera intenta tener esto en cuenta. La denuncia es aceptada para su tramitación.
La policía comienza a seguir a la joven, a sus amigas y asistentes. Todos los que están cerca caen bajo sospecha. Simplemente porque ayudan a una persona que no habla español a lidiar con la burocracia y dar a luz a su hijo.
Cuando la joven llega al hospital de maternidad, los policías irrumpen allí. La arrestan. Arrestan también a sus amigas. Sin explicaciones. Todas pasan tres días tras las rejas.
Manipulación y chantaje por parte del personal médico
Pero la absurdidad no termina aquí. La enfermera que empezó todo esto le miente directamente a la parturienta: «Si no tienes al padre del niño, no te dejarán salir del país». Esto es una mentira. La ley no exige nada de eso. Más tarde, en sus declaraciones oficiales, la misma enfermera admite que mintió.
La joven, asustada, en un país extranjero, sin apoyo, sin entender el idioma, en un estado de estrés, trata de encontrar alguna salida. Escucha que hay una persona llamada Konstantin Rudnev, que vive en Argentina. Alguien le da una copia de su pasaporte. La joven decide: que sea él. Que sea «el padre del niño». Solo necesita salir del país. Solo necesita salvarse.
Cómo hacen a un criminal
Luego, es cuestión de técnica. El nombre de Konstantin aparece en la denuncia. La policía lo encuentra. En lugar de verificar los hechos, la investigación se basa en los titulares de los periódicos y las fantasías, no en las pruebas. Lo declaran inmediatamente «el organizador de la trata de personas», «el comprador de niños», lo que sea — menos un ser humano real.
Arrestan a Konstantin Rudnev. Sin pruebas. Sin acusaciones directas. Sin fundamentos. Lleva ya seis meses en prisión, aunque no existen pruebas de su culpabilidad.
Konstantin no es un criminal. Él es una víctima
Los hechos hablan por sí mismos:
- La joven es mayor de edad, lo confirma la documentación.
- La enfermera mintió y lo reconoció.
- La denuncia anónima es ilegal.
- No existe ni una sola prueba de la participación de Konstantin Rudnev en «tráfico de personas».
- Su nombre fue escrito por la joven, en pánico y por error, debido a amenazas y estrés.
- Él no tuvo contacto con esa joven, ni siquiera sabía de su existencia.
- Pero a pesar de esto, el sistema argentino sigue manteniéndolo detenido, basándose en declaraciones falsas, procedimientos violados y sospechas intuitivas
¿Qué sigue?
Los abogados de Konstantin presentan apelaciones. Insisten en el cese del proceso penal y la liberación de un hombre inocente.
Las organizaciones internacionales de derechos humanos ya han tomado nota del caso: demasiadas violaciones, demasiada injusticia evidente.
Konstantin Rudnev está en prisión de manera ilegal.
Él se ha convertido en víctima de un monstruoso error judicial — o, lo que es aún más aterrador, de una acusación deliberada basada en mentiras, manipulación y violación de todas las normas procesales.
No existe ni una sola prueba de su culpabilidad.
A pesar de esto, ya lleva seis meses tras las rejas — en condiciones inaceptables para una persona con enfermedades crónicas.
- Se le niega atención médica adecuada
- Su salud está empeorando.
- Su libertad ha sido arrebatada.
Esto no es justicia. Esto es una tragedia humana.
Y requiere intervención inmediata. Liberad a Konstantin Rudnev. Ahora. Antes de que sea demasiado tarde.
Si quieres conocer la opinión de los familiares de Konstantin o hacerles una pregunta, escríbenos. Estamos abiertos al diálogo y a los comentarios.
Su salud se deteriora mientras la injusticia sigue avanzando.
Pero puedes hacer la diferencia.
Tu apoyo puede ayudar a que Konstantin recupere su libertad y vuelva con su familia.
Si todos alzamos la voz, Konstantin podrá recibir ayuda y volver a su vida.
Si tienes contactos en Argentina o cualquier forma de influir en esta situación, por favor, ayúdanos.
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