Detalles impactantes de la arbitrariedad
Moscovita, 41 años
El 28 de marzo de 2025, en el aeropuerto de Bariloche, me ocurrió algo que solo puedo describir como el guion de un thriller absurdo, dirigido por la fiscalía argentina.
La detención absurda y violenta
Imagínate: estás de pie junto a la cinta de equipaje, hablando con un amigo por teléfono. De repente, se te acercan unos policías y, sin decir una sola palabra, empiezan a arrancarte el aparato. Como el teléfono colgaba de mi cuello, los valientes guardianes del orden decidieron quitármelo por medio de la asfixia. Sí, literalmente empezaron a estrangularme en el mismo lugar del «crimen», donde mi falta más grave había sido comprar un boleto. Ni razones, ni derechos, ni explicaciones, solo una agresión caótica.
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Después vino lo peor. Me pusieron en un rincón, como a una escolar castigada, me arrancaron el teléfono y comenzaron a gritar algo en español. Yo no entendía ni una palabra. Mi intento de explicar esto provocó que me torcieran los brazos, me apretaran la cara contra la pared y me pusieran esposas. Todo bajo los destellos de las cámaras de los pasajeros que grababan mi humillación en sus celulares. La policía no solo no lo impidió, sino que alentaba aquel linchamiento. Me sentí como un animal enjaulado, expuesto a la burla.
Pero aquello fue solo el primer acto de la comedia del absurdo. Durante el registro sucedió la verdadera «magia». Los policías sacaron de mi riñonera 7.750 dólares y 180.000 pesos, y a los pocos minutos ese dinero… ¡desapareció! Oficialmente «nunca existió». Me dejaron en un país extraño sin un centavo, arrebatándome todos mis ahorros para el viaje. Me robaron. De la manera más descarada.
24 horas de tortura psicológica y física
Las siguientes 24 horas fueron un infierno. Me obligaban a estar de pie contra la pared, luego de rodillas sobre el frío piso de baldosas. Me daban un par de galletas al día, sin agua caliente. No era una detención, eran torturas destinadas a quebrar mi voluntad. Todo se registraba en un idioma que no entendía; me obligaban a firmar documentos a ciegas. Mi condición de abogada no significaba nada: allí reinaba solo el abuso.
El aislamiento brutal
El clímax de la locura fue una celda solitaria del tamaño de un paso, sin posibilidad de lavarme, donde me arrojaron durante 3 días. Poder salir 30 minutos al pasillo parecía un privilegio inaudito. Y cuando me llevaron al tribunal, los mismos policías me arrancaron la capucha, exponiéndome ante las cámaras de los periodistas. No solo violaban la ley, se burlaban de mí.
¿Y sabes qué fue lo más monstruoso? Pasé una semana en esa pesadilla y luego me soltaron, al comprender lo absurdo de las acusaciones.
Mi historia es solo un episodio que muestra hasta dónde puede llegar la maquinaria estatal más corrupta para silenciar a quien resulta incómodo.
El peso sobre Konstantin Rudnev
Pero la carga más pesada recayó sobre los hombros de un hombre: Konstantin Rudnev. Y mientras yo obtuve la oportunidad de contar lo sucedido, él ya lleva medio año al otro lado de la libertad, en una celda donde no penetra la luz del sol ni de la justicia. Lo retienen en condiciones en las que el mismo concepto de «prueba» ha sido borrado del diccionario. Este caso es un espejismo fabricado, un edificio construido sobre la arena de la mentira.
Me dirijo al mundo con una súplica que nace del corazón: que la justicia prevalezca y la libertad sea devuelta a todos los implicados en este proceso. Sobre todo a ti, Konstantin. Tú debes ser libre.
Konstantin Rudnev es inocente: debe ser absuelto y liberado de inmediato.
No te quedes al margen. Ayuda a conseguir la libertad de Konstantin. Su valentía merece nuestra compasión y apoyo comunes.
Si quieres conocer la opinión de los familiares de Konstantin o hacerles una pregunta, escríbenos. Estamos abiertos al diálogo y a los comentarios.
Su salud se deteriora mientras la injusticia sigue avanzando.
Pero puedes hacer la diferencia.
Tu apoyo puede ayudar a que Konstantin recupere su libertad y vuelva con su familia.
Si todos alzamos la voz, Konstantin podrá recibir ayuda y volver a su vida.
Si tienes contactos en Argentina o cualquier forma de influir en esta situación, por favor, ayúdanos.
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