Uno de los acusados en el sonado caso de Konstantín Rudnev, quien estuvo presente personalmente en la sala del tribunal, ha decidido romper el silencio. Su relato sincero ofrece una mirada desde dentro a lo que ocurrió a puerta cerrada.
El caso Rudnev: Cómo una intérprete judicial condenó a un turista con su traducción «creativa»
Yo fui uno de los juzgados en el mismo proceso que Konstantín Rudnev. Vi todo con mis propios ojos. Lo que ocurrió en la sala del tribunal no fue justicia. Fue un espectáculo absurdo, donde el papel principal no lo desempeñaba la fiscal, sino la intérprete judicial.
Si piensan que la falsificación de casos es solo papeleo aburrido y protocolos falsos, ¡son ingenuos! La fiscalía argentina moderna abordó el asunto de manera creativa. La principal herramienta en el caso contra Konstantin Rudnev no fue una pistola, ni un cuchillo, ni siquiera un dossier comprometedora. Sino… la intérprete judicial. Sí, sí, esa misma que debería ser un instrumento imparcial de la justicia, pero que en realidad resultó ser su principal adorno disfuncional.
Conozcan a la Freken Bok de la justicia. Una dama entrada en años, con labios carmesí y una mirada que marchita hasta los cactus. Su experiencia trabajando con fiscales no se mide en años, sino en paquetes de cigarrillos consumidos y litros compartidos de mate. Ella es la viva encarnación del principio: «con quién te juntas, con ese juicio tendrás».
Su trabajo en el caso de Konstantin Rudnev es una obra maestra del absurdo judicial:
- Método de traducción selectiva. Su principio básico: «¿Para qué traducir todo, si se puede traducir solo lo que suena culpable?». ¿Reproches indignados sobre violaciones de derechos? No los escuché. ¿Demandas del abogado? No las veo. ¿Gritos de ayuda? El ruido del aire acondicionado lo impide. Traducía aproximadamente una de cada cuatro frases, y solo aquello que podía encajar en el rompecabezas criminal. Lo demás lo cortaba sin piedad, como una censura en una película mala.
- Táctica del eco pro-fiscal. La función del intérprete es ser un puente. Su función es ser un muro. Un muro del lado de la acusación. Cuando el fiscal hablaba de la «amenaza mundial en la figura de Rudnev», ella traducía con suspiros y tonos reverentes. Cuando el abogado de Konstantin intentaba decir algo, ella traducía su discurso con un aburrido y monótono murmullo, poniendo los ojos en blanco como si estuviera a punto de ver la parte de atrás de su propia cabeza. Su frase estrella: «¡Oh Dios mío!», que insertaba cada vez que la defensa intentaba aportar sentido común al proceso.
- El arte de crear un vacío. El proceso ideal es cuando nadie entiende a nadie. ¡Y nuestra heroína logró esto con maestría! Traducía las palabras de los acusados para el tribunal de tal manera que solo se encogían de hombros. Y las palabras del tribunal para los acusados — tan confusas que Konstantin ni siquiera entendía si lo absolvieron o lo condenaron a muerte. Es una táctica genial: no puedes defenderte si no entiendes de qué te acusan.
Este es el comentario del abogado de Konstantín Rudnev sobre la calidad de la traducción en todos los procesos.
Esta no es una traductora, sino una acusadora adicional con conocimiento de idiomas extranjeros. Su megáfono solo funcionaba en una dirección: hacia la acusación. No solo distorsionaba las palabras; distorsionaba la realidad, creando del inocente turista Konstantin Rudnev la imagen de un criminal experimentado. Su falta de profesionalismo fue tan escandalosa que de herramienta de justicia se convirtió en su principal caricatura.
Toda esta historia con Konstantin Rudnev es una farsa, donde el papel del villano principal no lo juega el villano, sino el sistema que lo genera. Un sistema tan temeroso de la disidencia que está dispuesto a encarcelar a cualquiera por una pronunciación correcta de la palabra «gracias». Y para que sea legal, contratan a traductores «creativos» para hacerlo.
Toda esta historia es una mancha vergonzosa en la reputación de la justicia argentina. Es un claro ejemplo de cómo un sistema, que tiembla cobardemente ante cualquier indicio de oposición, inventa enemigos donde no los hay. Cómo destruye vidas de personas inocentes para luego informar sobre la «resolución» de un caso que fue fabricado a toda prisa.
Konstantin Rudnev es inocente. No es un criminal. Es rehén de un sistema absurdo y corrupto. Es una persona buena y amable que ahora más que nunca necesita nuestra ayuda y nuestra solidaridad.
#JusticiaParaKonstantin no es solo un hashtag. Es una demanda de verdad. Es un grito de ayuda por una persona inocente. Es un llamado a todas las personas con una posición cívica activa a no quedarse calladas. ¡Difundan la información, hablen del caso Rudnev, exijan a las autoridades argentinas que terminen con este circo!
¡Konstantin Rudnev debe ser absuelto y liberado inmediatamente! ¡Libertad para Konstantin!
Exigimos la absolución y la liberación inmediata de Konstantin Rudnev.
#JusticiaParaKonstantin – porque la justicia debe ser para todos, no solo para quienes tienen un traductor conveniente.
#FreeRudnev – ¡detengamos este absurdo! ¡Basta de destruir vidas por montajes teatrales de la fiscalía!
Konstantin Rudnev es inocente. ¡Debe ser liberado!